sábado, 1 de marzo de 2008

Bóteme con confianza




















Yo nací de mi madre por el culo
del mundo que se caga en todo y todos;
narco-corcho soy y me creo chulo;
date vuelta y te cojo por los codos.

Sonrío con colmillos de vampiro,
vendo merca, la prohíbo y me postulo,
soy más capo, capando, que De Niro
y menos recto que, en el recto, un rulo.

Soy chorizo que se vende por un voto;
del Chicago bonaerense, y Crotto,
soy cabeza de la pija del alcalde.

Me empapelo el verde orto con biyuya
canosa –gentileza de mi yuta–,
señores, vótenme. Eduardo Duhalde.

Benedicto, Malerecto XV
























De Benedicto escribo la presente,
sin más motivo que cantar su fama
de un hombre que Dios ama
y esparcirla hasta el quinto continente
de un mundo que lo adora y que lo aclama:

El santísimo Ratzinger y excelso,
sabio anciano de bárbara nevada,
ya por su estocada,
al converso confunde con Luzbelso
y al moro, con morcilla y ensalada.

La injusticia lo pone muy histlérico
(ya desde joven de ese cáliz bebe,);
y, al mirar a la plebe,
si, en la paz, no halla paz, se pone bélico
con un nazionalismo que conmueve;

Y tan sensible es que lo entristece
saber que, hoy en día, aún hay desventuras,
y con miras futuras
le alegra dar fin –si es que pudiese–
a la pobreza, al judaísmo, a su amargura.

Este Papa le ganó al Diablo la guerra
que, al verlo, dormir quiso el sueño eterno
en su modesto averno.
¿Con tal santo imperando nuestra tierra,
a quién le asustará su manso infierno?

Por piadoso, por longevo y enrollado
lo nombró el Vaticano San Pío “Nono”
y trocó al hombre en mono
y creyó que era Israel, muy extasiado,
de Auschwitz sucursal fiel a su trono.

Granada

Granada, luna gitana, cauce oculto de suspiros, bajo sus piedras, el Darro, sobre cielos, zafiros. Anda un gato entre las tejas, los t...