
Si de la silicona sos estuche
y del lifting la tabla de planchar,
y, si no te empezás a depilar,
parecés un osito de peluche,
me apiado del mortal aquel que luche
por ganarse la guita que gastás
y del tiempo costoso que tirás
al oído del pobre que te escuche.
No duran para siempre los peinados;
si de las modas se acuerda la historia,
ignora casi siempre a sus ganados.
No sea que, en la tumba, tu memoria
sean dos pechos de plástico enterrados
en el polvo del polvo de tu gloria.
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