
A la memoria de Nabokov
Me quemás con el frío de la duda,
me encendés con la lágrima del sueño,
me abrigás con la luz que me desnuda,
me mentís que soy tu esclavo y tu dueño,
me cambiás por cualquiera en cualquier lado,
me mirás con la mesa entre los codos,
me ignorás, me dejás enamorado,
me querés como no quisiste a todos.
Me olvidás en tus ojos la mirada,
me cantas tu canción desesperada,
me caes de algún cielo, princesita.
Mi bálsamo de menta, sombra y fuego,
saeta clandestina del dios ciego,
mi paz en el infierno, mi Lolita.
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